viernes, 22 de agosto de 2008

Continúan las Vacaciones

Durante esta y la próxima semana las actividades de recreación para los niños se estarán llevando a las distintas comunidades de los Altos Mirandinos, y con ello no sólo se hará una actividad social sino que mostraremos el amor de Cristo a los niños, si quieres involucrarte comunícate con nosotros.



Video elaborado y editado por Adrian Sánchez de la Pastoral Infantil en "Alegres Vacaciones 2008".

Es Mi Cuerpo II

Extracto del Post "Es Mi Cuerpo"

Sobre la prerrogativa que tiene el estado, la sociedad, la iglesia, la comunidad, o la familia a deliberar acerca de las decisiones que se toman con el cuerpo físico.
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El Apóstol Pablo nos muestra en todo el capítulo 14 de Romanos, la necesidad de que prevalezca el buen testimonio, el amor, y la edificación de todos aún por encima de las preferencias personales, es importante destacar como cuestiones que no eran pecaminosas en sí mismas fueron restringidas por el apóstol con la finalidad de que no se generara un motivo de tropiezo para terceros. (Rom 14:21).
El principio del bien común sobre el individual lo encontramos en 1ª Corintios 10:23-24, 32-33.
En pasajes como estos encontramos que no se duda de que la iglesia o la autoridad apostólica tengan la prerrogativa de establecer su discreción acerca de cuestiones físicas, espirituales, y morales que se relacionaron con las polémicas de la época, y luego sin duda la iglesia y sus autoridades han de ejercer las mismas responsabilidades en las necesidades de instrucción pastoral que presentan las polémicas de este tiempo.
Ahora, por más incómodo que resulta reflexionar sobre lo obvio, veamos sólo unos pocos de los muchísimos ejemplos bíblicos que nos enseñan del tema de lo indebido o no de que otros establezcan puntos de vista sobre la disposición que en ciertos niveles hagamos de nuestro cuerpo:
· La Biblia enseña que Dios es Creador del cuerpo y de la vida, de modo que sólo a él corresponde disponer de la vida que formó. Gen 2:7.
· La Biblia enseña que nuestro cuerpo no es nuestro sino del Espíritu Santo, por tanto debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo. Al tomar decisiones con nuestro cuerpo sigue siendo válida la vieja consigna “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”. 1Co 6:19-20.
· La Biblia menciona en distintos contextos la idea de la santidad del cuerpo, por eso debemos revisar si nuestras prácticas se corresponden con esa enseñanza. 1Co 7:34, 1Th 5:23, 1Co 6:15-18.
· El siguiente pasaje habla de la pertenencia mutua que existe en el matrimonio de los cuerpos de ambos miembros de la pareja. Así que después de casados, definitivamente no podemos decir que nos pertenece nuestro cuerpo. 1Co 7:3-4 .
· A continuación el pasaje bíblico nos muestra que había prescripciones apostólicas que hicieron referencia a la forma de vestir el cuerpo, o al menos qué es lo más importante entre la vestimenta espiritual y la corporal. 1Pe 3:3-4.
· La Biblia nos habla de la primitiva polémica respecto a costumbres que estuvieron relacionadas con las prácticas religiosas que incorporaba alteraciones al cuerpo como elemento físico del culto tal como fue la circuncisión. Lo interesante de esto es que nunca estuvo planteado si los judaizantes o los cristianos podían opinar o no, proponer o no, decir o no, respecto a lo que la gente debía o no hacer con su cuerpo, sino que la discusión estaba en torno a lo correcto o incorrecto que fuera lo dicho sobre lo que otros hicieran con el cuerpo.
· También la Biblia enseña que quienes nacen de nuevo deben rendir su cuerpo como sacrificial ofrenda a Dios y amar a Cristo con todo su ser incluido el cuerpo. Rom 12:1.
Y como estos pasajes podemos señalar muchos más, que se relacionan con variados ámbitos de la vida de las personas. Luego, sería absurdo que quienes dicen que Jesús es el Señor de sus vidas, y que están sujetos a la Palabra de Dios y a sus principios lleguen a poner barreras para que no se consideren asuntos que toquen las prácticas que ejercen en cualquier jurisdicción, o sencillamente sugieran la posibilidad de que al abordaje de temas que les resultan sensibles sea visto como un acto impropio.
Así, lo que alguien al sentir tocadas sus preferencias podría cuestionar es en realidad un principio universal contemplado no sólo por la Biblia, sino por el derecho internacional, e incluso por el sentido común.
Lo que hacemos los cristianos aún en nuestra vida privada marca un precedente importante no sólo para aquellos a quienes lideramos, sino para aquellos a quienes estamos llamados a resultarles “luz y sal”, es por ello que debemos analizar las propuestas de nuestra sociedad y revisar si ellas son legítimas, si son o no contrarias a los principios del Evangelio.

Lo que queda por definir es hasta donde una práctica con el propio cuerpo no es pecaminosa, o inmoral, o contraria a los valores de la sociedad, o generadora de mal o cuestionable testimonio, o sea motivo de tropiezo, u otro perjuicio. Queda por definir cuanta aceptación o rechazo social tiene, o si atenta contra la salud o la vida, y finalmente en atención a todos estos elementos de juicio, lo responsable es que la iglesia o las instituciones de la sociedad definan su criterio sobre aquello que consideren necesario y pertinente.

Queda también por definir cuáles casos y qué acciones eclesiásticas pueden ser realmente consideradas legítimas y cuales invasivas. En todo caso definitivamente la emisión de la opinión y/o recomendación institucional sobre aquello que le es legítimo expresarse es no sólo un derecho sino un deber que debe cumplirse con toda solicitud.

Finalmente… terminaré diciendo dónde y de quien más he escuchado esa expresión “es mi cuerpo”: La dijo Cristo. Claro, muy lejos de nacer de las motivaciones, individualismos, y rebeldías modernas. En esa noche de Pascua el Cordero de Dios dijo “... es mi cuerpo que por vosotros es partido...”, una declaración en la que no tomaba lo suyo para sí, sino que lo compartía y lo entregaba por quienes no lo merecíamos, este fue un verdadero acto de amor, una afrenta devastadora y un golpe mortal contra el egoísmo y la rebeldía. Ese cuerpo cual Pan de Vida fue tomado por Dios, quebrantado, bendecido y compartido, y Aquél que nos invitó asimismo a ser parte de su cuerpo, nos dijo “Haced esto en memoria de mí”. Permita Dios que tu cuerpo y mi cuerpo, sea también para dar honor a Cristo, tomado por el Señor, quebrantado por el Espíritu, bendecido por el Padre, y entregado como testimonio al mundo.

Dios les bendiga.

Rev. José Piñero
Pastor Principal MDI
Centro Cristiano de Los Teques


NOTA 1: Este es un extracto que presenta las ideas principales del artículo original publicado en Junio con el título “Es Mi Cuerpo”, se publica para dar continuidad a los comentarios de los visitantes y para destacar los elementos esenciales del post. Se recomienda que antes de comentar haga lectura completa y atenta de todo el post, y especialmente de los pasajes bíblicos que se exponen para sustentar.
NOTA 2: Mis disculpas por explicar lo obvio, pero señalo que el artículo no contempla especificidades éticas pero si parte de los fundamentos que sostienen las competencias de prerrogativas eclesiales. Por otra parte las imágenes seleccionadas no tienen manera (mas allá de lo que se hace explícito por escrito) de emitir el concepto del autor sobre particulares.

miércoles, 6 de agosto de 2008

LAS CÉLULAS y sus antecedentes bíblicos e históricos

La estrategia bíblica de la atención y cuidado de grandes masas de personas, invariablemente ha seguido una estructura basada en la concentración en los pequeños grupos, esto se corresponde claramente con los más fundamentales elementos del pensamiento cristiano acerca de Dios. Graham comenta:

"Nuestro Dios, quien es perfecto es conocido por nosotros como el Dios trino, él vive en eterna comunión en tres personas, y nos ha creado para vivir en comunidad, y la expresión más obvia de este principio es la familia. Dios hizo simplemente imposible entrar a la raza humana sin ser parte de un pequeño grupo lleno de amor. El matrimonio no es solamente el medio de la reproducción humana, sino el hogar que éste forma, se convierte en el centro de aprendizaje primario".[1]

Los pequeños grupos ofrecen el espacio más adecuado para el discipulado, en ellos se establece el ambiente para hacer realizable el cumplimiento de preceptos neotestamentarios que incluyen la expresión “unos a otros”: Amarnos unos a otros (Romanos 8:13); Recibirnos unos a otros (Romanos 15:7); Amonestarse unos a otros (Romanos 15:14); Cuidarse unos a otros (1° Corintios 12:25); Llevar las cargas unos de otros (Gálatas 6:2); Pertenecer unos a otros (Efesios 4:25); Perdonarse unos a otros (Efesios 4:32); Consolarse unos a otros (1° Tesalonicenses 4:18); Edificarse unos a otros (1° Tesalonicenses 5:11); Orar unos por otros (Santiago 5:16), etc.


De esta manera los grupos pequeños (que llamaremos células) ofrecen la oportunidad de llegar a conocer al otro, apreciarse mutuamente, compartir cargas entre sí, y hacer cosas juntos. Capacita a las personas a salirse de una mentalidad de espectador y convertirse en un participante con otros en el mismo ministerio.[2]

Esta concepción en la que el todo se divide en partes, y de esa manera se produce el control necesario para lograr dirigir una gran multitud, es desde el punto de vista bíblico bastante antigua, este es el caso del pueblo de Israel cuando Moisés lo separa en tribus y familias, y se asignan jueces para lidiar con los problemas que se originan en la nación (Éxodo 18:21).

El Nuevo Testamento nos habla de la manera en que Jesús inicia su ministerio, y lo que constituyó su estrategia fundamental para alcanzar al mundo. Él escogió entre sus seguidores a un grupo lo suficientemente pequeño de hombres (sus Doce) con los cuales poder trabajar de manera efectiva en su formación. Estos hombres no sólo serían sus ayudantes, estas personas serían llamadas a dar testimonio de Jesús, y a su vez formarían a otros para continuar esta obra (Mateo 28: 18-20; 2° Timoteo 2:2), y aunque Jesús dedicó tiempo a las masas, y a otros grupos e individuos particulares, Jesús tuvo una especial dedicación a este grupo. Ahora, cuando Jesús les dice a sus discípulos que hagan también discípulos, obviamente la imagen inmediata en sus mentes de lo que esta misión significaría, es la vivencia que ellos mismos tuvieron al lado del maestro.

A nuestro parecer, uno de los pasajes bíblicos que revela de manera más explícita este principio del ministerio de Jesús es Mateo 9:35-38 al 10:1-4: el vs 35 nos presenta a Jesús realizando su actividad ministerial; el vs 36 nos muestra a Jesús mirando a las multitudes, con ojos de compasión, él aprecia la necesidad de la gente, especialmente la necesidad de liderazgo y dirección, estaban “desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor”; en el vs 37 le presenta a sus discípulos la necesidad de obreros o líderes para la multitud, y el problema de que hay pocos dispuestos a servir. Obviamente, la necesidad de líderes no es satisfecha por una sola persona, sino que la multitud debe ser atendida en grupos por muchos líderes para suplir a cada uno su necesidad. Además de esto, al pedirle a los discípulos orar por obreros para la mies, esto generará un compromiso, pues no se puede orar sinceramente, y con una verdadera carga de oración, cuando no se está comprometido personalmente con el motivo de esa rogativa, pues el ruego encierra en sí mismo una apasionada intensidad en la comunicación con Dios. Luego el vs 1 del capítulo 10 nos presenta a Jesús dando los primeros pasos en función de la necesidad de las multitudes, la cual iniciaría su solución al llamar a Jesús a un grupo pequeño, sus doce discípulos, quienes le acompañarían y serían formados para la misión.

Jesús nos muestra, por medio de su ministerio con los doce, algunos principios que son adecuados para el discipulado cristiano de todos los tiempos. El practicó una selección para el servicio que estuvo precedida por la oración, buscó a quienes le seguirían (Lucas 6:13). Vivió el servicio ante ellos siéndoles un ejemplo vivo de lo que esperaba de sus doce (Mateo 20:28). Jesús se asoció con ellos, les dedicó tiempo y se quedó con ellos (Marcos 3:14). Les enseñó la obediencia y la esperó de ellos (Juan 14:23). Jesús practicó más la demostración que la enseñanza por medio del discurso (Juan 13:15). El Señor manifestó su confianza en estos hombres, les delegó responsabilidades envolviéndolos así en el ministerio (Lucas 10:1). Jesús practicó la supervisión, él hizo que sus discípulos le rindieran cuenta de las asignaciones que habían recibido (Lucas 17:11). Finalmente, el Señor también enseñó a sus discípulos a reproducirse y multiplicarse espiritualmente (Juan 15:16).

Ahora bien, en tiempos de la primera oleada evangelizadora de la Iglesia, ella no era concebida como un tipo de sociedad religiosa organizada, es decir: desde el punto de vista sociológico, no estamos hablando de una religión institucionalizada, sino de una secta naciente, perteneciente al judaísmo, y posteriormente en la medida en que se genera el crecimiento de impresionantes proporciones que reportará la Iglesia primitiva, se genera la imperiosa necesidad de generar una organización que sirviera para sostener la tremenda estructura masiva que se estaba incorporando a la comunidad de fe que estaba trastornando al mundo conocido de la época. Esta comunidad tuvo que enfrentar las adversidades que se generaron al romper los paradigmas religiosos y culturales de su tiempo, y toda la adversidad espiritual dirigida contra la Iglesia que irrumpe en la realidad humana, todo esto demandará soluciones pragmáticas para la subsistencia y desarrollo de la naciente comunidad cristiana, y lo obvio fue el inicio (en primer lugar por razones prácticas y en segundo lugar para evitar perecer en la persecución) de una evangelización localizada en las casas.

Ya desde los primeros tiempos del cristianismo, las casas tomaron un papel preponderante en la vida de la iglesia; encontramos en el Nuevo Testamento el uso de las casas como elemento importante en el ministerio cristiano: Jesús ministró consecutivamente en las casas (Mateo 9:10), realizó sanidades en las casas (Mateo 9:23-24), usó las casas para reunirse con sus doce (Marcos 9:33-35), la santa cena se compartió por vez primera en una casa (Mateo 26: 17-18), y muchas otras vivencias importantes de la iglesia acontecieron en casas; sabemos que la Iglesia comenzó a reunirse en casas, hombres como Pedro, Pablo y otros se convirtieron en buenos evangelistas para las casas, la Iglesia inicia una poderosa avanzada y recibe promesas para la salvación de “toda la casa”; veamos sólo algunos ejemplos en el libro de los Hechos: Hechos 2:2 registra que la Iglesia estaba reunida en una casa el día de Pentecostés cuando fueron llenos del Espíritu Santo, Hechos 10 registra la evangelización de Pedro en la casa de Cornelio, Hechos 12:12 muestra a la iglesia orando en la casa de Maria la madre de Juan Marcos, Hechos 16 narra como Pablo y Silas testifican del Señor al carcelero ganándolo a él y a todos los de su casa, Hechos 16:40 reseña como los creyentes son consolados en la casa de Lidia, y de la misma forma podemos reconocer el uso de las casas en diferentes momentos de gran relevancia en el desarrollo de la iglesia primitiva y de algunos de los más importantes movimientos cristianos en la historia; y es que las casas sirvieron al propósito de proveer la intimidad, confianza y familiaridad necesaria para la consolidación de estas primeras comunidades.

Ahora, mucho más adelante en la historia, nos resulta interesante la estrategia evangelizadora observada durante el ministerio del célebre predicador John Wesley, quien fuera responsable de dirigir uno de los más influyentes movimientos evangelizadores en la historia del cristianismo. Wesley en realidad fue uno de los pioneros de la evangelización en pequeños grupos (como los conocemos actualmente), para fines del siglo XVIII su movimiento involucraba a unos diez mil grupos llamados “clases”. Estas fueron la respuesta de Wesley ante el enorme crecimiento de las “sociedades” que eran el esquema inicial usado por Wesley. Las clases eran dirigidas por los llamados “jefes de vida piadosa”, quienes dirigían a sus grupos una vez por semana en la realización de actividades tales como el estudio de las Escrituras, la oración, la recaudación de fondos para la causa, y la conversación acerca de asuntos religiosos, los jefes de estos grupos no eran personas con una destacada educación o prestigio social, eran más bien personas que debían tener cierta calidad de vida cristiana, sabiduría y profundidad en su fe, y siendo que habían grupos y sociedades destinados a reunir gente con características homogéneas entre sí (hombres, mujeres, jóvenes) se generó un fuerte liderazgo de mujeres, y un importantísimo desarrollo del ministerio de los laicos, luego fueron miles y miles de personas las que participaron de estos pequeños grupos.[3] Para Wesley era fundamental que cuando alguna persona era realmente convertida formara parte de uno de estos pequeños grupos, de hecho él estaba más interesado en el discipulado que en la decisión, y es en este ámbito en el que se realizó la mayor parte de la obra evangelizadora y pastoral auspiciada por Wesley, él predicaba y luego invitaba a las personas a unirse a uno de estos grupos de tal manera que el objetivo de su predicación era el establecimiento de nuevos grupos, los cuales eran formados de una docena de personas, y al pasar de este número se dividían para formar un nuevo grupo.

Ahora bien, el sistema celular, tal como lo conocemos actualmente, tiene una enorme deuda con el pastor Paul Yonggi Cho, quien participará del desarrollo histórico del movimiento celular desde la Iglesia del Evangelio Completo Yoido en Seúl, Corea, que fuera fundada por él mismo y que se convirtió en la iglesia más numerosa del mundo, y cuyos fundamentos han sido el trabajo celular. Luego de esta corriente se han generado extraordinarios movimientos y variables que han contribuido con los más exitosos esfuerzos de evangelización de la era contemporánea, especialmente el G12 recientemente asumido por la misma iglesia de Corea.


CUESTIONARIO

1. Explique de qué manera los pequeños grupos ofrecen el más adecuado ambiente para hacer realizable el cumplimiento de preceptos neotestamentarios que incluyen la expresión “unos a otros”.

2.Mencione los principios que se observan en el discipulado de Cristo.

3.Comente Mateo 9:35-38 al 10:1-4 según lo estudiado en esta lección.

4. Explique el papel que jugaron las casas y los pequeños grupos reunidos en ellas , en el desarrollo de la iglesia primitiva.

5. Comente acerca de la estrategia ministerial usada por Wesley en el desarrollo de su misión.
6. Comente la contribución del ministerio del Pastor Paul Yonggi Cho en el trabajo celular.
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[1] Billy Graham Center. Haciendo discípulos. Miami, EE.UU: Logoi, Inc. 1994, Pág. 182.
[2] Ibid; p. 184.
[3] Justo L Gonzalez. La era de los dogmas y las dudas. Colombia: Editorial Caribe, 1982, Pág. 188.


Tomado La Iglesia Celular de José Piñero.