sábado, 13 de diciembre de 2008
Tiempo de Adviento
Como cristianos, siempre estamos, y debemos, estar en un constante proceso de renovación, para no conformarnos a este mundo, sino que haya una transformación continua de nuestra mente, cuerpo y alma, basada en la renovación de nuestro entendimiento, comprendiendo así la buena voluntad de Dios, la cual es agradable y perfecta.
Para que haya renovación es imprescindible que nuestra fe sea activada, revalorizada y que vaya de la mano de la palabra profética, no solamente de la que está escrita, sino también la que Dios pone en nuestra boca, aún en el siglo XXI.
Este siglo, no por ser sólo una era tecnológica, lleno de inventos y comodidades que descansan tu vida, deja de tener un componente profético que nos capacita a tener esperanza, en un mundo que insiste en apartarse de Dios. Los juicios de Dios son perfectos y ninguno escapará de él, por lo que Dios insiste en hablarnos y decirnos lo que ha de ocurrir, de nuestra parte queda saber qué hacer y en qué o quién fijar nuestra confianza, para hacer del mundo y nuestro mundo el mejor lugar para vivir.
Estamos en el tiempo de adviento, tiempo de prepararnos espiritualmente, para celebrar la venida de Cristo a este mundo y a nuestras vidas, es un tiempo propicio para compartir en familia y con otros la Palabra de Dios, es tiempo para entender la palabra profética y activarla en nuestras vidas, Dios quiere que nos renovemos mediante su Palabra que es viva y veraz, y que indiscutiblemente creamos que Él tiene el control de todo, y que siempre será así.
Mucho tiempo antes que Jesús naciera, Dios ya había hablado, y dijo a través del Profeta: “Saldrá una vara del tronco de Isaí; un vástago retoñará de sus raíces y reposará sobre él el espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. También dijo: “juzgará con justicia a los pobres y resolverá con equidad a favor de los mansos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca y con el espíritu de sus labios matará al impío......Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (1). Mediante esta palabra Dios ya nos estaba indicando que un niño vendría a traer esperanza, restauración a nuestras vidas, pocos lo creyeron, pocos lo entendieron, hasta que el día llegó, y la profecía se cumplió, un niño nació, hijo de Dios, hijo de hombre, con una misión clara, de llevar la salvación a toda criatura, el perdón de Dios y la promesa de vida eterna, pocos lo creyeron, pocos lo entendieron, escrito está: “angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (2).
Jesus vino con un mensaje claro, con un mensaje profético, que podemos activar en nuestras vidas, porque para todo aquel que recibe a Jesucristo, también reposará sobre él el espíritu de Dios, y será vástago que retoña de sus raíces, será cubierto de sabiduría, inteligencia, conocimiento y poder en el Espíritu, serán hechos hijos de Dios.
Es tiempo de adviento, tiempo de activar la palabra profética, en tu vida y en la vida de todo aquel que crea, es tiempo de adviento, de pregonar las buenas nuevas de Cristo, de convertirte en el profeta de Dios, es tiempo de adviento, tiempo de gracia y bendiciones para todas las familias, de reflexión y crecimiento, es tiempo de adviento, tiempo de conversión y de compromiso, es tiempo de adviento, ¡Gloria a Dios! ¡Se acerca la navidad!
Que el recuerdo y la conmemoración de un año más del nacimiento de un niño, que dividió la historia del mundo, pueda dividir también tu vida, y tengas una renovación perfecta en tu vida, llena del inmenso amor de Dios, es tiempo de adviento, tiempo de reconciliación, y de conquista, es tiempo de adviento, tiempo para recordar todo lo que Dios ha hecho por ti, y elevar oraciones de súplicas por los perdidos, por los enfermos, por los que se encuentran en las cárceles, por los que andan en malos caminos, es tiempo de adviento, tiempo de doblar rodillas y confesar que Dios es el Señor, de rendirse ante el que es Rey por siempre y para siempre, es tiempo de adviento, tiempo de creer que aquel niño que humildemente nació en Belén, fue el más grande acontecimiento en la historia del mundo, y que podrá cambiar tu vida, cumpliendo así el propósito que Dios tiene para ti. Deseo que el tiempo de adviento se prolongue por todo el tiempo que Dios te dará sobre la tierra.
Mientras escribo, viene a mi mente, una maravillosa canción, con una hermosa melodía, la cual he oído durante toda mi vida, y hoy se hace adoración para el Señor, con gran deleite puedo decir:
“Venid y Adoremos,
Venid y adoremos,
Venid y adoremos,
A Cristo El Señor”
(1) Isaías 11:1-6
(2) Mateo 7:14
Escrito por Iván Berroterán
Para que haya renovación es imprescindible que nuestra fe sea activada, revalorizada y que vaya de la mano de la palabra profética, no solamente de la que está escrita, sino también la que Dios pone en nuestra boca, aún en el siglo XXI.
Este siglo, no por ser sólo una era tecnológica, lleno de inventos y comodidades que descansan tu vida, deja de tener un componente profético que nos capacita a tener esperanza, en un mundo que insiste en apartarse de Dios. Los juicios de Dios son perfectos y ninguno escapará de él, por lo que Dios insiste en hablarnos y decirnos lo que ha de ocurrir, de nuestra parte queda saber qué hacer y en qué o quién fijar nuestra confianza, para hacer del mundo y nuestro mundo el mejor lugar para vivir.
Estamos en el tiempo de adviento, tiempo de prepararnos espiritualmente, para celebrar la venida de Cristo a este mundo y a nuestras vidas, es un tiempo propicio para compartir en familia y con otros la Palabra de Dios, es tiempo para entender la palabra profética y activarla en nuestras vidas, Dios quiere que nos renovemos mediante su Palabra que es viva y veraz, y que indiscutiblemente creamos que Él tiene el control de todo, y que siempre será así.
Mucho tiempo antes que Jesús naciera, Dios ya había hablado, y dijo a través del Profeta: “Saldrá una vara del tronco de Isaí; un vástago retoñará de sus raíces y reposará sobre él el espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. También dijo: “juzgará con justicia a los pobres y resolverá con equidad a favor de los mansos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca y con el espíritu de sus labios matará al impío......Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará” (1). Mediante esta palabra Dios ya nos estaba indicando que un niño vendría a traer esperanza, restauración a nuestras vidas, pocos lo creyeron, pocos lo entendieron, hasta que el día llegó, y la profecía se cumplió, un niño nació, hijo de Dios, hijo de hombre, con una misión clara, de llevar la salvación a toda criatura, el perdón de Dios y la promesa de vida eterna, pocos lo creyeron, pocos lo entendieron, escrito está: “angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (2).
Jesus vino con un mensaje claro, con un mensaje profético, que podemos activar en nuestras vidas, porque para todo aquel que recibe a Jesucristo, también reposará sobre él el espíritu de Dios, y será vástago que retoña de sus raíces, será cubierto de sabiduría, inteligencia, conocimiento y poder en el Espíritu, serán hechos hijos de Dios.
Es tiempo de adviento, tiempo de activar la palabra profética, en tu vida y en la vida de todo aquel que crea, es tiempo de adviento, de pregonar las buenas nuevas de Cristo, de convertirte en el profeta de Dios, es tiempo de adviento, tiempo de gracia y bendiciones para todas las familias, de reflexión y crecimiento, es tiempo de adviento, tiempo de conversión y de compromiso, es tiempo de adviento, ¡Gloria a Dios! ¡Se acerca la navidad!
Que el recuerdo y la conmemoración de un año más del nacimiento de un niño, que dividió la historia del mundo, pueda dividir también tu vida, y tengas una renovación perfecta en tu vida, llena del inmenso amor de Dios, es tiempo de adviento, tiempo de reconciliación, y de conquista, es tiempo de adviento, tiempo para recordar todo lo que Dios ha hecho por ti, y elevar oraciones de súplicas por los perdidos, por los enfermos, por los que se encuentran en las cárceles, por los que andan en malos caminos, es tiempo de adviento, tiempo de doblar rodillas y confesar que Dios es el Señor, de rendirse ante el que es Rey por siempre y para siempre, es tiempo de adviento, tiempo de creer que aquel niño que humildemente nació en Belén, fue el más grande acontecimiento en la historia del mundo, y que podrá cambiar tu vida, cumpliendo así el propósito que Dios tiene para ti. Deseo que el tiempo de adviento se prolongue por todo el tiempo que Dios te dará sobre la tierra.
Mientras escribo, viene a mi mente, una maravillosa canción, con una hermosa melodía, la cual he oído durante toda mi vida, y hoy se hace adoración para el Señor, con gran deleite puedo decir:
“Venid y Adoremos,
Venid y adoremos,
Venid y adoremos,
A Cristo El Señor”
(1) Isaías 11:1-6
(2) Mateo 7:14
Escrito por Iván Berroterán
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