Ante la colosal catástrofe ocurrida a los pueblos de Chile y Haití, invitamos en el Nombre del Señor a expresar nuestra cercanía mediante la oración, el consuelo, y la solidaridad. Pidamos al Señor su fortaleza para quienes sufren la ausencia de sus seres queridos, por quienes están heridos física y emocionalmente, y por quienes han perdido su patrimonio que ha sido fruto del esfuerzo de toda una vida.
Acompañamos en oración a la iglesia de estas respectivas naciones, a fin de que en el cumplimiento de la misión encomendada por el Señor, perseveren en medio de las tribulaciones siendo portadores de fe y esperanza.
Sal 46:1 Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro defensor en las tribulaciones que tanto nos han acosado.
2 Por eso no temeremos aun cuando se conmueva la tierra, y sean trasladados los montes al medio del mar.
3 Bramaron y se alborotaron sus aguas, a su furioso ímpetu se estremecieron los montes.
4 Un río caudaloso alegra la ciudad de Dios; el Altísimo ha santificado su Tabernáculo.
5 Está Dios en medio de ella, no será conmovida; la socorrerá Dios ya desde el rayar el alba.
6 Se conturbaron las naciones, y bambolearon los reinos; dio el Señor una voz, y la tierra se estremeció.
7 Con nosotros está el Señor de los ejércitos; el Dios de Jacob es nuestro defensor.
8 Venid y observad las obras del Señor, y los prodigios que ha hecho sobre la tierra;
9 cómo ha alejado la guerra hasta el cabo del mundo. Romperá los arcos, hará pedazos las armas, y entregará al fuego los escudos.
10 Estad tranquilos, y considerad que yo soy el Dios; ensalzado he de ser entre las naciones, y ensalzado en toda la tierra.
11 El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro defensor es el Dios de Jacob .