La posibilidad de
conocer a Dios ha sido negada por varias razones. En algunos casos, sin
embargo, esta negación meramente equivale a la afirmación que el hombre no
puede comprender a Dios. Y esto, por supuesto, es muy cierto. No es posible
para el hombre conocer a Dios con un conocimiento que sea absolutamente total,
es decir, que sondee las profundidades infinitas del ser divino. Pero aunque
podamos conocer a Dios sólo en parte, este conocimiento es sin embargo real y
verdadero. El conocimiento que el hombre tiene de Dios es de dos clases:
1.
EL CONOCIMIENTO INNATO.
Decir que el hombre tiene un conocimiento innato de
Dios no significa meramente que el hombre tenga una habilidad natural para
conocer a Dios. Indica algo más. A la vez, no implica que el hombre desde su
nacimiento lleve consigo al mundo un cierto conocimiento de Dios. Este
conocimiento es innato en el sentido de que, bajo condiciones normales, se
desarrolla naturalmente en el hombre al estar éste en contacto con la
revelación de Dios. Es un conocimiento que el hombre desarrolla necesariamente
debido a su constitución, y no como resultado de una elección o acto voluntario
de su parte. Obviamente, este conocimiento es de una naturaleza muy general.
2.
CONOCIMIENTO ADQUIRIDO.
El conocimiento adquirido se obtiene a través de la
revelación general y la revelación especial de Dios. Este conocimiento no brota
espontáneamente en la mente del hombre; más bien, es el resultado de una
búsqueda consciente y continua. Puede adquirirse solamente por un proceso
tedioso de percepción y reflexión, de razonamiento y argumentación, y por lo
tanto, depende de la voluntad y de los esfuerzos persistentes del hombre. Aun
cuando tal conocimiento es posible solamente porque el hombre nace con la
capacidad de conocer a Dios, este conocimiento adquirido lleva al hombre mucho
más lejos de los límites de su conocimiento innato de Dios.
Se dice a veces que nuestro conocimiento de Dios se
limita a las revelaciones que él sostiene con sus criaturas, y no se extiende
al ser esencial de Dios, pero no es así. No sería posible tener conocimiento de
estas relaciones sin saber algo de la misma naturaleza de Dios y del hombre. En
virtud de la autorevelación de Dios, es posible para el hombre tener un
conocimiento verdadero y real del ser de Dios, aunque este conocimiento es
necesariamente limitado.
A. EL
SER DE DIOS COMO ES CONOCIDO A TRAVÉS DE LA REVELACIÓN DIVINA.
Aunque no sea
posible dar una definición de Dios en el sentido estricto de la palabra, si es
posible dar una descripción general de su ser. Se han presentado muchas así
llamadas definiciones de Dios; sin embargo, quizás es mejor describirle como un
espíritu puro de perfecciones infinitas. Esta descripción contiene los
siguientes elementos:
1.
DIOS ES UN ESPÍRITU PURO.
La biblia no trata de definir el ser de Dios. Lo que
más se acerca a una definición se halla en las palabras de Cristo a la mujer
samaritana: “Dios es espíritu” (Jn. 4:24). Esto significa que Dios es
especialmente espíritu, de manera que todas las cualidades que pertenecen a la
idea de un espíritu perfecto se encuentran necesariamente en él y que Dios es
un ser consciente de sí mismo y de libre determinación. El hecho de que Dios es
un espíritu puro necesariamente excluye la noción de los gnósticos primitivos y
de los místicos medievales, de que él tiene alguna clase de cuerpo estéreo o
refinado. También excluye la idea de que Dios sea visible y que se pueda discernir
por nuestros sentidos corporales.
2.
DIOS ES UN SER PERSONAL.
El hecho de que Dios es espíritu también incluye su
personalidad porque un espíritu es un ser inteligente y moral, y cuando
atribuimos a Dios la personalidad, queremos decir que es un ser racional capaz
de autodeterminación. Hoy en día muchos niegan la personalidad de Dios y hablan
de él como la causa inconsciente de todo lo que existe, el principio que
penetra a todo el mundo, o el propósito global del universo. Sin embargo, se
percibe con claridad la personalidad de Dios en las huellas de una acción
inteligente e intencional en el mundo; en la naturaleza racional, moral, y
religiosa del hombre, que sólo puede ser producto de un Dios personal, y sobre
todo, en las representaciones bíblicas de Dios. La presencia de Dios en el
Antiguo y en el Nuevo Testamento es claramente una presencia personal. Dios se
presenta como un Dios personal, con quien los hombres pueden conversar, en
quien pueden confiar, quien conoce sus experiencias, quien les sostiene en sus
pruebas y dificultades, y quien llena sus corazones del gozo de la victoria.
Además, la revelación más elevada de Dios en el Nuevo Testamento es una
revelación personal. Jesucristo revela al Padre de una manera tan perfecta, que
podía decir a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al padre” (Jn. 14:9).
3.
DIOS ES INFINITAMENTE PERFECTO.
Dios se distingue de todas sus criaturas por su
perfección infinita. Su ser y virtudes están completamente libres de toda
limitación o imperfección. Como el Dios infinitamente perfecto, el no es
solamente ilimitado, sino ensalzado sobre todas sus criaturas en grandiosa
sublimidad e infalible majestad. Esta infinidad es la característica de todas
las criaturas, por eminentes que sean. Se alaba grandemente esta infinidad de
Dios en el cántico de Moisés a la orilla del mar rojo: “¿Quién como tú, Oh
Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnifico en santidad, terrible en
maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Ex. 15:11). Hallamos más
referencias en pasajes como los siguientes: 1 Reyes 8:27; Salmo 96:4-6; 97:9;
99:2,3; 147:5; Jeremías 23:24. Algunos eruditos modernos niegan la infinidad de
Dios como un ser “finito, que se desarrolla, que lucha y sufre, que comparte
las derrotas y victorias del hombre”.
4.
DIOS Y SUS PERFECCIONES SON UNA MISMA COSA.
La simplicidad es una de las características
fundamentales de Dios. Esto significa no solamente que Dios, como espíritu, no
se compone de varias partes, sino también que su esencia y sus atributos son
una sola cosa. El ser de Dios no es algo que existe solo, algo a lo que se le
han añadido sus atributos; no, la totalidad de su esencia está en cada uno de
los atributos. Se puede decir que las perfecciones de Dios con Dios mismo, tal
como se ha revelado al hombre. Estas perfecciones sirven para darnos una
descripción más detallada de su esencia divina. Por tal motivo la Biblia dice
que Dios es verdad, vida, luz, amor, etc.
Preguntas de repaso:
1.
¿En qué sentido es Dios conocible, y en qué
sentido es inconocible?
2.
¿Qué es el conocimiento innato de Dios?
3.
¿Qué es el conocimiento adquirido?
4.
¿Es posible conocer algo de la misma esencia de
Dios?
5.
¿Es posible dar una definición de Dios?
6.
¿Qué implica la espiritualidad de Dios?
7.
¿Qué queremos decir cuando atribuimos a Dios?
8.
¿Cómo se puede probar la personalidad de Dios?
9.
¿Qué es la infinidad divina?
10.
¿Cómo se relacionan el ser de Dios y las
perfecciones de Dios?