jueves, 12 de marzo de 2009

Día 18-Viviendo la vida juntos (Vida con propósito)

:

Cada uno de ustedes es parte del cuerpo de Cristo,
y fueron escogidos para vivir juntos en paz.

Colosenses 3:15 (CEV)

¡Qué maravilloso y que placentero es
que el pueblo de Dios conviva en armonía!

Salmo 133:1 (TEV)

La vida está supuesta a ser compartida.
La intención de Dios para nosotros es que experimentemos la vida juntos. La Biblia
llama esta actividad de compartir experiencias comunión. Sin embargo, en el día de hoy, esta
palabra ha perdido casi todo su significado bíblico. Por "comunión" hoy se entiende generalmente
que significa conversación casual, socializar, comer y tener diversión juntos. Sólo porque
asistimos a una iglesia o porque nos quedamos después de la reunión de adoración para
tomar un refrigerio, no quiere decir que estamos teniendo comunión con otros.
La verdadera comunión es más que sólo asistir a las reuniones de adoración. Es experimentar
la vida juntos. Esto incluye amar desinteresadamente, compartir sinceramente, servir
prácticamente, dar sacrificadamente, consolar comprensivamente y todos los otros mandamientos
de "... unos a otros" que se encuentran en el Nuevo Testamento.
En lo que concierne a la comunión, el tamaño es importante: cuanto más pequeño, mejor.
Se puede adorar en una multitud, pero no se puede tener comunión en ella. Una vez que un
grupo tiene más de diez personas, alguien dejará de participar – generalmente la persona
más callada – y unos cuantos dominarán el grupo.
Jesús hizo su ministerio en el contexto de un grupo pequeño de discípulos. El podía
haber escogido más, pero él sabía que si todos habían de participar, doce es aproximadamente el número máximo que se puede tener en un grupo.
El Cuerpo de Cristo, como el cuerpo de usted, es en realidad una colección de muchas
células pequeñas. La vida del Cuerpo de Cristo, como el cuerpo de usted, está contenida en
las células. Por esta razón, todo cristiano necesita estar envuelto en un grupo dentro de su
iglesia, ya sea un grupo hogareño, una clase de la escuela dominical, o un grupo de estudio
bíblico. Aquí es donde ocurre la verdadera comunidad, no en las grandes reuniones. Si se
imagina a su iglesia como un barco, los grupos serían los botes salvavidas.
Dios ha hecho una increíble promesa con respecto a los grupos de creyentes: "Porque
donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." 1 Desdichadamente,
aún cuando sea parte de un grupo no hay garantía de que experimentará la comunidad verdadera.
Muchas clases de la escuela dominical y otros grupos están atascados en la superficialidad
y no tienen idea de lo que significa experimentar la comunión genuina. ¿Cuál es la
diferencia entre la comunión genuina y la superficial?
En la comunión genuina, las personas experimentan autenticidad. La comunión auténtica
no es tener conversación superficial e inconsecuente. Es compartir genuinamente, de
corazón a corazón, y a veces desde lo más profundo de nuestro ser. Esto ocurre cuando las
personas comparten sinceramente acerca de quiénes son y qué está pasando en sus vidas.
Comparten sus heridas, revelan sus sentimientos, confiesan sus fracasos, exponen sus dudas,
admiten sus temores, reconocen sus debilidades y piden ayuda y oración.
La autenticidad es exactamente lo opuesto a lo que encuentra en algunas iglesias. En
lugar de encontrar un ambiente de autenticidad y humildad, lo que hay es orgullo, hipocresía,
politiquería y una cortesía superficial con conversación trivial. Las personas se ponen
máscaras, no bajan su guardia y actúan como si todo en sus vidas estuviera de maravillas. Estas
actitudes son mortales a la comunión genuina.
Es solamente a medida que nos hacemos más abiertos con nuestras vidas que experimentamos
la comunión genuina. La Biblia dice, "Si vivimos en la luz, así como Dios está en la
luz, podemos compartir en comunión los unos con los otros... Si decimos que no tenemos pecado, nos
estamos engañando a nosotros mismos." 2 El mundo piensa que la intimidad ocurre en la oscuridad,
pero Dios dice que ocurre en la luz. Usamos la oscuridad para esconder nuestras heridas,
nuestras faltas, nuestros temores, nuestros fracasos y nuestros defectos. Pero en la luz,
los sacamos y los exponemos y admitimos en realidad quiénes somos.
Es de esperarse que para ser auténtico se necesita valor y humildad. Significa encarar
nuestros temores a ser expuestos, ser rechazados y ser heridos una vez más. ¿Por qué alguien
se tomaría un riesgo tan grande? Porque es la única manera de crecer y de mantenerse emocionalmente
en buena salud. La Biblia dice, "Hagan de esto una práctica común: confiésense sus
pecados unos a otros y oren unos por otros para que puedan vivir juntos – sanados y en buena salud." 3
Solamente crecemos cuando nos arriesgamos y el mayor riesgo es ser sincero con nosotros
mismos y con otros.
En la comunión genuina, las personas experimentan mutualidad. La mutualidad es
el arte de dar y recibir. Es depender el uno del otro. La Biblia dice, "La manera en que Dios diseñó
nuestros cuerpos es un modelo para entender nuestras vidas unidas como iglesia: cada parte es
dependiente de las otras." 4 La mutualidad es el corazón de la comunión: es edificar relaciones
recíprocas, compartir responsabilidades y ayudarnos los unos a los otros. Pablo dijo, "Quiero
que nos ayudemos los unos a los otros con la fe que tenemos. La fe de ustedes me ayudará y mi fe les
ayudará." 5
Todos nosotros somos más consistentes en nuestra fe cuando otros caminan con nosotros
y nos dan aliento. La Biblia ordena el mutuo rendir de cuentas, el mutuo dar de aliento,
el mutuo servicio y la mutua honra. 6 Más de cincuenta veces se nos manda en el Nuevo Testamento
que hagamos diferentes tareas "los unos a los otros" y "los unos por los otros." La Biblia
dice, "Hagan el esfuerzo posible de hacer lo que conduce a la paz y a la edificación mutua." 7
Usted no es responsable por todos en el cuerpo de Cristo, pero es responsable a todos
ellos. La expectación de Dios es que haga todo lo posible para ayudarles.
En la comunión genuina, las personas experimentan simpatía. La simpatía no es dar
consejos ni ofrecer ayuda rapidita y cosmética; la simpatía es identificarse y compartir en el
dolor de otros. La simpatía dice, "Entiendo lo que estás pasando, y lo que sientes no es raro ni
es una locura." Hoy algunos llaman esto "empatía," pero la palabra bíblica es "simpatía." La
Biblia dice, "Como pueblo santo... tengan simpatía y sean bondadosos, humildes, mansos y pacientes."
8
Hay diferentes niveles de comunión y cada uno es apropiado en su tiempo. Los niveles
más simples de comunión son la comunión de compartir y la comunión de estudiar la Palabra
de Dios. Un nivel más profundo es la comunión de servir, como cuando ministra junto con
otros en viajes misioneros o en proyectos de caridad. El nivel más profundo, el nivel más intenso,
es el de la comunión del sufrimiento, 9 que ocurre cuando nos identificamos mutuamente
en el dolor y la pena y nos ayudamos mutuamente a sobrellevar las cargas. Los cristianos que
entienden mejor este nivel de comunión son aquellos que en el mundo son perseguidos,
odiados y muchas veces mueren como mártires por su fe.
La Biblia nos ordena: "Compartan sus dificultades y problemas los unos con los otros y así de
esta manera obedezcan la ley de Cristo." 10 Es en los tiempos de profundas crisis, dolor y duda
que nos necesitamos los unos a los otros. Cuando las circunstancias nos aplastan hasta el
punto que nuestra fe flaquea, entonces es cuando más necesitamos amigos creyentes. Necesitamos
un grupo de amigos que tenga fe en Dios por nosotros y que nos sostenga. En un grupo,
el Cuerpo de Cristo es real y tangible aún cuando Dios parezca lejano. Esto es lo que Job
necesitaba desesperadamente durante su sufrimiento. El sollozó, "Un hombre desesperado debería de tener la devoción de sus amigos, aún cuando él abandone el temor del Todopoderoso." 11
En la comunión genuina, las personas experimentan misericordia. La comunión es
un lugar de gracia, donde no somos acusados por nuestros errores sino que somos perdonados.
La comunión ocurre cuando la misericordia gana sobre la justicia.
Todos necesitamos misericordia porque todos tropezamos y caemos y necesitamos
ayuda para ponernos en el camino otra vez. Necesitamos ofrecernos misericordia unos a
otros y estar dispuestos a recibirla unos de otros. Dios dice, "Cuando las personas pequen, deberían
de perdonarlas y consolarlas para que no se den por vencidas en desesperación." 12
No puede tener comunión con otros sin perdonar. Dios dice, "No guarden rencor," 13
porque la amargura y el resentimiento siempre destruyen la comunión. Porque somos personas
imperfectas y pecadoras, inevitablemente nos vamos a herir unos a otros cuando estamos
juntos por un largo tiempo. Algunas veces nos herimos unos a otros intencionalmente y a veces
sin intenciones, pero de una manera u otra, se necesitan cantidades masivas de misericordia
y de gracia para crear y mantener la comunión. La Biblia dice, "Tienen que aceptar que van
a cometer faltas unos contra otros y tienen que perdonar a la persona que los ofende. Recuerden, el Señor
los perdonó, por tanto tienen que perdonar a otros." 14
La misericordia de Dios para con nosotros es la motivación para demostrar misericordia
a otros. Recuerde, nunca se le pedirá que perdone a otra persona más de lo que Dios ya le
ha perdonado a usted. Cuando es herido por alguien, tiene que tomar una decisión: ¿Usará
sus energías y sus emociones para la represalia o para la reconciliación? No puede hacer ambas.
Muchas personas son renuentes a mostrar misericordia porque no entienden la diferencia
entre la confianza y el perdón. El perdón es dejar ir el pasado. La confianza tiene que
ver con el comportamiento que se verá en el futuro.
El perdón tiene que ser inmediato, ya sea que la persona lo pida o no. La confianza
tiene que ser reconstruida con el tiempo. Necesita ver consistentemente buen comportamiento.
Si una persona lo hiere repetidamente, Dios lo manda a que perdone instantáneamente,
pero no espera que confíe en ella inmediatamente y no espera que continúe dejándola que le
hiera. La persona tiene que probar que ha cambiado con el tiempo. El mejor lugar para restaurar
la confianza es dentro del contexto de apoyo de un grupo que nos ofrece aliento y al
que nos hacemos responsables.
Hay muchos otros beneficios que experimentará al hacerse parte de un grupo comprometido
a la comunión genuina. Es una parte esencial de su vida cristiana que no puede
pasar por alto. Por más de 2000 años los cristianos se han reunido asiduamente para experimentar
la comunión. Si nunca ha sido parte de un grupo o de una clase con estas cualidades,
en realidad no sabe de lo que se está perdiendo.
En el próximo capítulo veremos qué se necesita para crear esta clase de comunidad
con otros creyentes, pero espero que este capítulo le haya dado hambre de experimentar la autenticidad, la mutualidad, la simpatía y la misericordia de la comunión genuina. Usted fue
creado para estar en comunidad.

Día Dieciocho Pensando En Mi Propósito
Un Punto Para Reflexionar: Necesito a otros en mi vida.
Un Versículo Para Recordar: "Compartan sus dificultades y problemas los unos con los otros, y así
de esta manera obedezcan la ley de Cristo." Gálatas 6:2 (NLT)
Una Pregunta Para Considerar: ¿Qué paso puedo tomar hoy para conectarme con otros creyentes
a un nivel más genuino, a un nivel de corazón a corazón?

publicado por Edgar Peroza (Edu)

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